martes, 15 de diciembre de 2009

El Foso de Sarón by Bendem F'Lar

“Desde las alturas, a lomos de su dragón no muerto, percibe con sus vacias cuencas la entrada de los defensores de la Alianza a sus territorios. Un odio visceral atraviesa las heladas brumas que llenan sus despojos y prepara un ataque inesperado, terrible…”

Hemos entrado en el Foso de Sarón, después de haberle dado su merecido a Devoraalmas y su ridícula voz de soprano, y nos enfrentamos con la terrible visión de la Vermis de Escarcha de Tyrannus.  Hay que reconocer que el bicho impone, y los dos acompañantes que están en el suelo me producen unas ensación de inquietud. No sé, algo falla, algo no está bien, algo no es correcto.

Acallando mis inquietudes me preparo, lanzo todos los hechizos que me protegen y me lanzo a por el primer enemigo mientras Lady Jaina lanza a una multitud de sus soldados al ataque.

Con una voz profunda, Tyrannus se mofa de nuestros esfuerzos y, con un acto de terrible poder, convierte a nuestros valientes en no muertos que, horrorizada, la propia Jaina se vé obligada a combatir.

Mientras, la pobre mujer se lamenta por la perdida de sus huestes, el grupo sin pausa termina de “ablandar” a los pull en que estamos centrados y nos preparamos a continuar limpiando la mazmorra rumbo al primer boss (al fondo a la derecha). Aprovechamos para ir liberando a los esclavos para cumplir otra misión mientras reventamos a los esqueletos gigantes – que graciosos están temblando mientras le damos estopa de la buena – y tumbamos a los soldados sobre monturas voladoras que realizan la patrulla. Aquí, básicamente, solamente hay que tener cuidado de no adelantarse en las labores de Tanqueo y mantener el grupo coordinado y juntito.

Llegamos donde el Maestro de forja Gargelus. Un feo y enorme Gigante de Escarcha.

Recuperamos y nos volvemos a preparar para iniciar el asalto de este Boss relativamente sencillito poniendo imprescindiblemente un aura contra la escarcha. Yo, como tanque, me debo enfrentar a el lo suficientemente lejos como para que cuando corra hacia su forja para lanzarnos un ataque de área [Pisotón atronador] ,que hace mucha pupa, nos dé tiempo a todo el grupo a escondernos detrás de las piedras verdes que ha dejado en el suelo.

El grupo le tiene que pegar por los lados ya que tiene el ataque [Ola escalofriante] que hace daño en un cono por delante suyo y el healer debe cuidar a los melee porque el monstruo tiene un aura cercana que hace daño de escarcha.

Una vez caído este gran Gigante de Escarcha, continuamos pulleando hasta llegar al siguiente Boss, que es lo contrario del anterior en muchos aspectos: Es pequeño de estatura, es feo y asqueroso, envenena el suelo y es bastante más difícil.

Habló de Agh el Esbirro de Puagh.

Este “hermoso” tiene mala baba venenosa literalmente. Primero tanto el como sus pull anteriores que arrastran unas enormes cajas atadas a ellos por cadenas, sueltan un veneno que mancha la tierra de verde y de la que hay que salir corriendo que hace mucho daño. Después el Agh también coloca un hechizo explosivo en forma de semiesfera que crece en el tiempo cuanto más se acerca a su detonación, de la que es fácil huir echándose a un lado pero que es muy a tener en cuenta. También, ese viscoso bicho, de vez en cuando se pone a perseguir a uno de los miembros del equipo, el cual debe correr como alma que lleva el diablo pero sin salirse de los límites del territorio del boss o se reinicia (lo cual está muy bien para evitar un wipe y que se salve alguien que pueda resucitar a los demás). Y por último, y como principal ataque a tener en cuenta, Agh grita que nos va a envenenar y en ese momento todos, incluido el Tanque, ponemos pies en polvorosa y nos alejamos de este efecto nova que hace un una pupa de aupa.

Una vez caído Agh, Jaina le pone las peras al cuarto al enano de Puagh y le hace pasar las de Caín hasta darle su merecido.

En el camino que sube hacia la montaña que anteriormente estaba vacio, aparecen los siguientes pull que hay que superar en busca del boss final. Aquí el Tanque, osea yo, se enfrenta a dos grupos de malos, compuestos por una enemiga central, dos distancias y dos que pegan de cerca. Debo mantenerlos todos juntitos y reventar primero a la fémina, seguidos de los distancias (que debo controlar que no le peguen a otro miembro del grupo) y finalmente a los pobretones que queden. Lo mismo, lo repito unos metros más arriba con la siguiente agrupación de pulls y estamos listos para enfrentarnos con otros dos grupos de enemigos.

En este caso, tenemos una primera fila de esqueletos vivientes con dos magos que lanzan ataques a distancia. Lo más sencillo ha sido coger el aggro de los distancias, consagrar y les inmovilizo con cólera sagrada. Mientras el healer me mantiene vivo y los dps reparten tortas como panes.

Bueno, ya nos hemos quitado a estos y vemos la boca de una cueva. Fría, oscura y con ruidos inequívocos en su interior que señalan que está repleta de enemigos. Y aunque son, ciertamente un montón de ellos, no es especialmente difícil. Aquí hay dos cosas críticas que hay que cumplir a rajatabla. Lo primero, que el grupo vaya por detrás del Tanque a una prudente distancia –nadie pegado a mi, que me vean correr desde lejos rodeado de necrófagos y demás compañía- y, segundo, que nadie le pegue a ningún bicho. Es crítico que el Tanque se lleve a todos y cada uno de los bichos hasta el centro de la cueva (bueno realmente es un pasillo) en donde, cogiendo como target el bicho de piedra grandote, entonces sí se produzca la demostración de poderío de los DPS.

Acto seguido, y ante de que vuelvan a aparecer más enemigos, vuelvo a salir corriendo repitiendo la maniobra anterior pero ahora hasta la salida de la cueva. Me recuerdo que con Colera Sagrada le doy un respiro al Healer para mantenerme vivo y finalmente, con la llegada de Jaina y más de sus leales servidores, devolvemos a la tierra a estos hijos del Rey Exánime.

Me doy la vuelta con calma y otra vez tengo delante al pesado del Señor de la Plaga sobre el famélico dragon humeante. Me acerco sin prisa. Con calma. Esperando que Tyrannus termine de soltar su discursito y que, por fín, se ponga al alcance de mi espada.

Este último boss es full dps y full healer. Yo mantengo el tipo recibiendo una buena tunda, mientras los DPS sufren ataques de hielo, escarcha, ataques desde la Vermis y un “dopaje especial” que lo hace un 100% más fuerte. Osea, que gracias al mágnífico Yasper, me mantengo vivo mientras Kreby, Odiss y Sharai le hacen morder el polvo.

“Un extraño hormigueo recorre mi espina dorsal, una premonición de muerte y dolor aún mayor que la percibida al inicio del Foso. Me giro para avisarle al portavoz de la Alianza del peligro inminente cuando, con un destello fucsia, nos teletransportan fuera de la destrucción…”

No hay comentarios:

Publicar un comentario