jueves, 14 de enero de 2010

El Banco y la Subasta de Forjaz

Todo en Forjaz es duro como la piedra. Todo está tallado en ella y todo es poderosamente multicolor para hacernos olvidar el monótono gris, a ojos de las razas que no son enanos, de la piedra que es el alma y sustento de esta poderosa e impresionante ciudad.

WoWScrnShot_121209_160007 El calor agobiante y poderoso de la cascada de lava que salta desde el mismo centro de las grandes bóvedas cinceladas, contrasta con el frío de las zonas umbrías y oscuras o con la maravilla tecnológica del tren subterráneo con destino a Ventormenta.

Pero para un Paladín minero lo más conveniente de la Ciudad de los Enanos es es disposición única de tener los edificios del Banco y la Casa de Subasta enfrente el uno del otro, permitiendo al presuroso viajero el realizar las operaciones comerciales en un tiempo imposible en las demás Ciudades de la Alianza. Y teniendo el más poderoso Yunque al final de los pequeños túneles que parten de pasillo circular que rodeado la forja central.

Es cierto que Ventormenta es mucho más alegre, concurrido y jubiloso, pero las opresivas bóvedas de piedra, con su inabarcable grandiosidad ofrecen un refugio tan solido como la convicción de sus habitantes.

¿Porqué esta carencia de Tanques?

“Mal tanque…
Ponte aquí tanque…
O se va el Tanque o me voy yo…
Date prisa que me llaman a cenar…
Que lento que eres…
No sabes qué es el mana?…
Esta mazmorra no se puede hacer a lo loco…
Para Ugarde necesitas 540 de cap en defensa…
Aggrealos, joder!!…
Si no sabes que es un Taun, vas a seguir siendo malo siempre…
Se le escapan al Tanque y me matan, a ver si los controlas…”


Ahora mismo, en Azeroth, hay una carestía de Tanques que empieza a ser preocupante ya que la espera, para los DPS, a entrar en una mazmorra aleatoria puede llegar a más de quince minutos, mientras que la de un Tanque o un Healer es prácticamente instantánea.

Bendem F’Lar era un Paladín humano DPS melé puro, que subió desde su tiernos inicios siempre con la rama de talentos en Represión y que, dada la dificultad de conseguir equipamiento o hallar grupo para hacer instancias, se vio abocado a convertirse en Tanque. Lo cual, hay que reconocerlo, no es un rol feo y presenta muchos más desafíos que el de DPS reparteestopaadiestroysiniestro.

Pero también se está encontrando con un lado oscuro, oscurísimo de este cargo en un grupo de mazmorras que es la absoluta falta de respeto y desprecio que los jugadores DPS sienten tanto por el tanque como por el Healer. Y ahora entiende la, posiblemente, cada vez más menguante cantidad de Tanques que hay en Azeroth producto de una huida masiva de los personajes a roles en donde te puedas centrar en disfrutar del combate sin tener que defenderte o exigir un trato respetuoso.

Y, lo peor, es que con TODOS los tanques con los que me he encontrado comentan el mismo problema.

Los DPS “pro” que le quieren decir al tanque como debe hacer su trabajo, cuando y de qué manera – una vez Bendem cambió su rol con un DPS especialmente “chulesco” pero que se sabía la instancia mejor. Y al llegar al boss final, volvieron a sus roles principales para tumbarlo (un final feliz) – o que le recriminan de malas maneras los fallos en el tanqueo. O que le recriminan de malas maneras los propios fallos causados por su mal DPS (no hablo solo de cantidad si no sobretodo de calidad). O que le recriminan porque va muy despacio. O que le recriminan de muy mala manera que vaya muy deprisa.

Y el tanque pensando – esto es absurdo, ¿qué demonios hago aquí aguantando a este tontolaba? – con ganas de terminar la mazmorra para olvidarse del grupo.

Por ello quisiera compartir unos consejos, que yo me impongo en mi rol de DPS, para los compañeros de Azeroth:

1. El tanque es quien dirige el grupo. Déjale trabajar tranquilo.

2. Si vas con prisas no entres en el grupo. Quien marca el ritmo es el tanque.

3. Si vas ahogado dilo. “Tanque, voy ahogado. Please más despacio que no puedo recuperar”.

4. Si te quedas sin mana, dilo. “Please, mana”.

5. Si el Tanque no te hace caso, sin problemas siéntate a recuperarte. Presupón que el sabe lo que hace y que está limpiando mientras tu esperas.

6. Todos detrás del tanque SIEMPRE. Si el tanque dice “please mana”, todos esperan. No te pongas a limpiar a menos que lo tengas clarísimo.

7. Si el Healer ve que no llega a curar al tanque, por ser el tanque débil o viceversa, DISELO. Todo tanque puede cambiar daño o Aggro por supervivencia.

8. Si ves que el tanque duda o tanquea de una forma que no conoces o conoces y sabes que hay otra mejor, DISELO. “En otro grupo lo hicimos así, y nos fue mejor”. No hay mejor tesoro para un Tanque que conocer nuevas estrategias para una instancia.

9. Pégale al mismo que le está pegando el tanque. Es mucho más rápido y eficaz y evitas cogerte el Aggro del bicho. Si eres healer, no te preocupes si te están dando. Todo tanque debe tener un ojo puesto en la barra de salud de su healer… le va la vida en ello. (en eso los paladines somos más arriesgados porque tenemos unas capacidades de recuperación vital que nos permiten tumbar un boss con el healer muerto)

10. No regañes, no menosprecies, no faltes al respeto, no insultes. Estamos aquí para pasarlo bien. Si un Wipe te es algo insoportable, deberías plantearte el Jcj. Y si tienes algo que decir, dilo como un consejo, como una ayuda.

Si todos los DPS tuvieran en cuenta estos 10 puntos y la Guía del Aggro, seguro que habría muchos más tanques.

miércoles, 13 de enero de 2010

Ventormenta en fiestas

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Las Cámaras de la Reflexión

Una preciosa Mazmorra en donde Jaina se entera de muchas cosas que nos van aclarando las cosas sobre el Arthas. Básicamente que del joven templario de Stratoholme ya no queda nada y que su cuerpo es una cáscara vacía rellena con el espíritu de su espada maldita.

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Esta primera parte de la mazmorra es especialmente difícil si no llevas un buen equipo de dps, o un tanque sin el suficiente nivel. Porque se puede realizar, y se realiza, con dos técnicas similares y una radicalmente diferente.
En las dos primeras, el grupo se esconde ya sea en el primer pasillo a la izquierda de la sala o en el propio pasillo de entrada al fondo del todo (cuidado que la puerta se cierra y siempre se queda alguien fuera) y el tanque se queda solito esperando atraer a todo el que se mueva.

El mecanismo de los ataques se trata de un grupo de cinco personajes de los cuales entre uno y tres van a hacer ataques a distancia y los otros a repartir estopa de cerca. En especial el más molesto es un enano cazador que, con una gran escopeta, hace una daño de aupa además de poner bufos de lentitud y demás “trampillas” que molestan y mucho.

Para evitar que los atacantes de distancia machaquen al grupo, lo que hace el tanque es quitarse de la visión del caster, y así obligarle a acercarse hasta que esté al alcance del resto del grupo que lo pone “tibio” en un pis pas.

El problema de esta técnica, es que todos tienen que estar pegados a la pared y la visión de la cámara casi siempre es incomodísima, no permitiéndote ver a quien le estás dando o a quien le debes dar o quién se está escapando de control.

Después de unos cuantos “wipes” tanto como DPS como Tanque, Bendem F’Lar, con su hermandad, encontró otra técnica mucho más sencilla pero que requiere más coordinación y disciplina. Y es recibir las oleadas en el centro de la sala. Justo en el altar del centro.

En este caso, mientras el tanque recibe la lluvia de golpes de los cinco atacantes, un compañero a distancia y un mele se van a buscar uno a uno a los malotes que disparan desde lejos, empezando por el enano. Y entre los dos los van tumbando. Finalmente se vuelven al grupo a rematar a los que queden en pie cerca del tanque.

En cualquier caso esta sala es un sitio en donde los DPS deben demostrar lo que valen, no por su nivel de recount, si no porque deben impedir en todo caso llevarse el aggro del tanque. Es decir, cuando se inician las oleadas, NADIE sana ni pega hasta que el tanque tenga el aggro bien cojidito. Si se consigue disciplina en los DPS, estás oleadas son bastante cómodas de quitárselas de encima.

Otra cosa que es muy bueno es llevarse a un paladín que pueda aturdir a todos los atacantes ya que son no muertos y da un respiro muy grande al Healer en su labor.

Una vez tirada los cinco de la oleada, llega el Boss. El cual es sencillito de tirar a DPS puro… si noWoWScrnShot_121309_213100 fuera por las maldiciones de pérdida de control del personaje que lanza continuadamente. Si llevas un tanque que tenga protección máxima contra estos efectos (miedo y demás) lo tendrás más fácil. Aquí también es importante que los DPS no se lleven el aggro ya que el pesao este reparte buenas toñas. Ah, y que los chamanes no pongan el totem, que no contrarresta el efecto.

Al acabar con los dos Boss (osea tres oleadas), se nos abren las puertas del fondo de la sala y nos acercamos al siguiente Boss… pero eso es parte del siguiente post.

“Con el corazón encogido en un puño, el sudor frío perlando su frente, los puños crispados aferrando la espada y el escudo corría, más bien huía,  Bendem F'Lar presa del pánico”